sábado, 13 de junio de 2009

ReciclArte…lo cotidiano transformado en sublime.

Reciclaje: Consiste en someter de nuevo una materia o un producto ya utilizado a un ciclo de tratamiento total o parcial para obtener una materia prima o un nuevo producto.
Expresión: Demostración de ideas y sentimientos, un acto íntimo del que busca transmitir un mensaje, una imagen, o un pensamiento.
Enhorabuena para mi buen cuate Agustín por su exposición en la Alianza Francesa, les recomiendo que se den una vuelta por ahí y disfruten –esa sería la palabra adecuada- de las obras ahí mostradas. Pocas veces vemos conjugarse diferentes tipos de materiales en forma tan especial. No quiero platicarles tanto para no privarles el placer de sorprenderse, básteles saber que ahí existe una clara muestra de cómo el arte se puede expresar en las cosas comunes, de cómo un sentimiento puede transmitirse a través de lo cotidiano.
Esto me deja algunas reflexiones, la primera de ellas es sobre el valor, porque en realidad se necesita valor para dedicarse en este caso específico a las artes, cualquiera (hablo de hijos, primos, parientes, amigos) que externara su decisión de dedicarse a la pintura, al canto, a la escritura, por lo general sería tachado de mamón, payaso, ridículo, lo más normal es que se llevara algún comentario del tipo “déjate de jaladas y ponte a trabajar en serio”. De entrada es luchar contra ese estigma, y esto sin hablar de las dificultades inherentes a la profesión. Por eso insisto en que se requiere de gran valor para, en primeras, reconocer en sí mismo la voluntad de externar los propios sentimientos, somos muy dados a guardarlos en caja fuerte y no permitir que nadie se asome a ellos ni por accidente. Después, tener la valentía –a veces disfrazada de indiferencia ante los demás- de enseñarlos al mundo, con el riesgo de ser tachado con epítetos diversos, ninguno de ellos positivo. Y por último, el convencimiento del valor propio, y no hablo de valentía en este caso, hablo de saber lo que cada quien tiene dentro, de saber quién eres y qué es lo que buscas expresar o transmitir.
Y ya ni siquiera hablo de artes, ni de labores, hablo de la vida misma, de las relaciones comunes, de la parte más emocionante por la que transitamos y que se llama familia, pareja, hijos. Miles de casos hay donde por no externar los sentimientos, por no tener el valor para demostrarlos –casi siempre por razones infundadas-, las cosas se trastocan y se complican. Casos conozco donde uno ni idea tiene de lo que piensa el otro y viceversa. Ahí radica la importancia de hablar claro, y sobre todo demostrarlo, que como bien dice el dicho, “las palabras se las lleva el viento”.